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Desde hace ya algunos años, cuando
hablamos de gestión empresarial -management para los que prefieren la
terminología anglosajona- vivimos una dicotomía entre gerencia y liderazgo. De
tal suerte que ser un líder se ha convertido en el objeto de deseo, frente al
depauperado "gerente". En mi opinión ambos son términos que van
unidos cuando nos referimos a la gestión de organizaciones.
"Líder es aquel que tiene
seguidores". Esta es la definición más simple y contundente que jamás he
escuchado de la palabra líder. Muchas personas tienen seguidores hoy en día.
Desde los dirigentes políticos, hasta los cantantes o los blogueros. Todos son
líderes, pero ¿se convierten automáticamente en buenos gerentes por contar con
hordas de seguidores?. Yo creo que no.
Lo vemos en el mundo de la política continuamente.
Un líder político que atrae masas por sus encendidos discursos o por su carisma
inigualable, no significa que su ejecución como administrador de una
organización gubernamental sea brillante. A sus dotes para lograr que la gente
le siga tiene que sumar otras habilidades gerenciales básicas: seleccionar un
buen equipo, delegar de forma adecuada, empoderar a sus colaboradores, etc. En
el deporte existen de igual manera algunos deportistas muy destacados, líderes
de sus equipos, no han sido capaces de convertirse en buenos entrenadores.
En las organizaciones privadas sucede lo
mismo. Gerentes con un gran carisma pueden ser muy buenos atrayendo talento y
logrando que otras personas crean en él para seguirlo. No obstante, para ser un
buen gerente hay que tener muchas otras habilidades técnicas e interpersonales.
La toma de decisiones racional y no antojadiza es una de las más importantes,
más aún cuando estas decisiones se toman apoyadas en el criterio del equipo.
Existe una visión equivocada en la
literatura gerencial acerca de las diferencias entre un líder y un gerente. No
pocos artículos se refieren al tema distanciando ambos términos como
irreconciliables. Al líder se le otorga un manto de gloria de forma que se
percibe con un ser todopoderoso y ungido. Mientras que gerente es cualquiera al que se le otorga un puesto de responsabilidad.
Toda esta corriente parece decirnos que algo así como que "un líder es un
gerente exitoso", como si el liderazgo nos convirtiera automáticamente en
buenos gestores.
Frases como "el gerente sólo piensa
en el corto plazo, mientras que el líder tiene una visión de futuro" las
leemos a diario pero encierran una simplificación bochornosa. Porque se
confunden las habilidades de liderazgo con ser un líder, término totalizador
que no se corresponde con la realidad de las organizaciones. Esta parece ser la
gran confusión: no todos los líderes cumplen a cabalidad con todas las
habilidades que genera el liderazgo.
El liderazgo
hace referencia a toda una serie de cualidades requeridas para la gerencia
exitosa. Pero, ¿cuántas de estas cualidades ha de cumplir un gerente para ser
considerado un líder de acuerdo con el argot de la literatura al uso?. ¿Todas?.
Ya hemos comprobado que no.
No olvidemos nunca que un líder no
siempre es un gestor, ni siquiera un gerente, sino una persona que cuenta con
seguidores. De ahí a convertirse en un gerente de éxito hay un paso muy grande.
Francisco Avilés R.
Socio-director Cross&Grow
faviles@crossandgrow.com
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