miércoles, 30 de abril de 2014

Reclutando un nuevo Gobierno

Una de las tareas más importantes que el Presidente electo tendrá que acometer es el establecer parámetros para el reclutamiento de más de un millar de cargos públicos, los denominados puestos de confianza. No es un asunto fácil, dado que de esa labor depende en gran parte el éxito o fracaso de la Administración de Luis Guillermo Solís. Una misión que, por otra parte, ha de completar en un muy corto espacio de tiempo.

La revisión de hojas de vida, las entrevistas previas hasta seleccionar una terna de candidatos, como se realiza habitualmente en la empresa privada, resulta inviable en la mayoría de los casos. El tiempo apremia y el proceso impediría a los principales gerentes –ministros, viceministros y presidentes ejecutivos- dedicarse a otras tareas en los primeros días de su gestión. Unos primeros compases que suponen, en muchos casos, la planificación fundamental de lo que será su éxito en el cargo.

No obstante, el nuevo Gobierno ha de ser cuidadoso en la selección, máxime cuando se trata de un partido sin trayectoria anterior en la dirección de las riendas del país. Es decir, sin una cantera de personas afines con experiencia gobernando. De ahí que la primera consideración es que puede valer la pena tomarse el tiempo necesario para desarrollar el proceso de contratación con éxito. El país no se paralizará por unas semanas sin que la totalidad de los cargos sean designados. Incluso podrían ponerse de manifiesto lealtades por encima del color político de puestos de confianza designados por gobiernos anteriores.

El segundo tema importante es establecer unos criterios de selección. Entre estos estarían los clásicos: formación, experiencia, capacidad técnica, etc. Pero en la función pública resultan fundamentales habilidades tales como: negociación, escucha empática, comunicación y, sobre todo, el liderazgo. De ahí que resulte importante destacar la capacidad para afrontar los retos del cargo, por encima de las aptitudes técnicas o conocimientos.

Otro aspecto a destacar es la importancia que adquieren los valores en este tipo de reclutamientos. Si en la empresa privada la honestidad, la integridad y la transparencia son principios que pesan a la hora de contratar a un candidato, en la función pública resultan fundamentales. Estos valores van a constituir parte esencial de la cultura organizacional del Gobierno. Por ende, las pautas serán marcadas desde la propia cabeza del Ejecutivo y trascenderán a toda la pirámide gubernamental. Las contrataciones serán exitosas si este asunto pesa por encima de todos los demás requisitos.

Por último, dados los factores de urgencia y confianza, lo primordial para lograr el objetivo, serán otros factores que tienen que ver más con la trayectoria de los candidatos que con sus habilidades o conocimientos: lealtad y compromiso. Sin esas virtudes para los nuevos dirigentes de Costa Rica, serán muy complicado formar un equipo perdurable en el medio plazo.


Nuestra esperanza como ciudadanos es que esta responsabilidad in eligendo sea lo más acertada posible.

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