Muchas empresas
líderes en su mercado están poniendo en riesgo esta posición porque nos
incapaces de retener a sus colaboradores más valiosos.
Al igual que ocurre con la cadena de valor comercial, existe
un encadenamiento de valor en torno al talento humano en las organizaciones. En
el caso comercial hablamos de Interesar-Vender-Satisfacer-Retener (IVSR),
interesamos a los clientes para que nos compren y posteriormente buscamos
satisfacerlos para que vuelvan a adquirir nuestros productos o servicios.
En lo que a talento corporativo se refiere existe, a nuestro
juicio, ese mismo proceso a lo largo de la cadena de valor. En primer lugar las
empresas luchan por atraer talento (interesar). Ferias de empleo, búsqueda de
talento, reclutamiento mediante consultores externos, universidades, escuelas
de negocios, etc. Las organizaciones cada vez invierten más en que los mejores
se interesen por incorporarse a sus filas.
Una vez interesados los candidatos, llega el momento de la
venta. Si comercialmente vendemos productos y servicios, cuando hablamos de
talento lo que se vende es un "proyecto de vida". La contratación de
profesionales es mucho más que un mero trámite en el que hay dos partes
interesadas. Muchas veces los reclutadores olvidan entusiasmar al candidato y
se logran "ventas" sin mucho compromiso a largo plazo. Contratamos,
pero no vendemos ese proyecto de vida y nos convertimos en una solución
económica temporal para el talento humano.
Tras el reclutamiento llega la fase de satisfacer al
empleado. En este punto hay que tener claro que si realmente a la organización
le interesa con un profesional altamente cualificado y motivado, debe orientar
sus pasos a la creación de un plan de carrera valioso para ambas partes. Ya
comentamos que hoy la cultura corporativa iba más allá de la retribución o los
beneficios económicos. Los profesionales necesitan sentirse realizados dentro
de la organización, es decir, saber que están contribuyendo más allá de la
rutina del día a día, las reuniones o las presentaciones corporativas.
La última y más compleja es la tarea de retener. Es evidente
que sin satisfacción no hay retención posible. Aquí es donde las organizaciones
que realmente comprenden la importancia del capital humano saben que tienen que
dar un paso al frente para, no sólo tener empleados comprometidos, sino
realmente entusiasmados y fieles.
Muchas empresas líderes en su mercado están poniendo en
riesgo esta posición porque nos incapaces de retener a sus colaboradores más
valiosos. Por una parte, los costos de la no-retención son elevadísimos, dado
que suponen un proceso de continuo reclutamiento e inducción de nuevos
empleados. Pero aún más importante es que no pueden sostener su ventaja
competitiva en el tiempo si no es mediante un equipo de personas capaces de
poner en marcha los planes estratégicos con un compromiso auténtico.
Especialmente importante es entender y poner en
práctica el proceso IVSR en la cadena de valor del talento corporativo ante la
tendencia que llega de la mano de nuevas generaciones que se incorporan al
mercado laboral. Profesionales mucho más individualistas y formados en un
entorno que les ha fomentado sentirse únicos, van a estar mucho más proclives a
incorporarse a organizaciones que les planteen verdaderos retos y no la antigua
estabilidad laboral que ofrecen las empresas tradicionales.
Publicado en La República de Costa Rica el 27 de marzo de 2014